domingo, 11 de abril de 2010

Cruces peligrosos

Fijar el foco en el público objetivo de Moore, como hace Ruth de forma muy acertada, está bien. Pero yo he decidido repensar el momento de creación del film, ese instante en el que el autor comienza a cruzar datos que le darán la base argumental de su película (en este caso jóvenes-armas-matanzas).
Vamos a intentar un ejercicio de imaginación ficcionado: mujeres-armas-matanzas. Para ello debemos olvidarnos, por un instante, de la llamada violencia de género o violencia machista y de los feminicidios en Ciudad Juárez, por ejemplo, y centrar nuestra mirada no en la violencia ejercida hacia las mujeres sino la practicada por mujeres.
De esto, resulta que se pueden sacar datos peligrosísismos: ¿Son violentas las mujeres (las estadounidenses si nos circunscribimos al hábitat de Bowling for Columbine)?¿Matarían a sus compañeros/as (intentemos obviar el caso aparecido hace unos días en el que una adolescente ha matado a otra en Seseña)?¿Tienen una forma particular de matar (algunos estudios apuntan hacia el envenenamiento)?
Por lo que parece, una vez pasada la moda de quemar "brujas" en la hoguera y de los relatos tipo "viudas negra", afortunadamente los medios de comunicación no tienen intención de rebuscar en los cajones policiales para concluir que algo va mal porque las mujeres han decidido comenzar a matar masivamente a sus congéneres (parece ser que tampoco se sitúa el foco ahí en el atentado contra el metro de Moscú, como comentaba Vega en el comentario de Bowling for Columbine).
De todos modos, vale la pena pararse a reflexionar que, quizás, en este conexto en el que estamos inscritos, podemos ver con más claridad que cruzar el dato MUJER con el de EJERCICIO de la VIOLENCIA, es un acto perverso, no obstante no es muy distinto cruzar JUVENTUD con VIOLENCIA, ya lo achaquemos a cultura o a educación.

1 quejas:

Ruth de los Santos dijo...

Perverso y facilmente manipulable por aquellos hombres defensores de un neomachismo, disfrazado de lo políticamente correcto y que ahora se unen al llamado revanchismo de género. "Es que las mujeres cuando son malas, son muy malas". Esos argumentos están tan vacío que caen por su propio peso. No digo que no exista violencia, que ajena al género, inflinjan las mujeres, pero creo que en este caso, incluso la ciencia nos da la razón: la testosterona aumenta la agresividad y los hombres, a lo largo de la historia, han preferido solucionar los problemas a golpes que con conversación, más típico de las mujeres.

Coincido con el tema juventud. Es fácil meter a un grupo minoritario y/o desfavorecido para justificar lo injustificable. Quizás habría que hacer más autocrítica los que son... ¿adultos?

Publicar un comentario