miércoles, 14 de abril de 2010

La mujer dibujada

Mira que sé que he llegado hasta aquí para discutir con Ruth, pero en este caso no puedo más que citar extensamente a una de las grandes profesoras que he tenido durante la carrera, Trinidad Núñez:

En La Bella y la Bestia, a Bella, además de cuidar su casa con esmero, siente un
verdadero placer leyendo. Es decir, puede salir al mundo público (a la biblioteca, a la
calle…) siempre que no deje el mundo privado, que es el que le corresponde. De todas
maneras, es presentada como rara y diferente. A la vez, su padre es un hombre tierno y comprensivo… porque “está loco”.
[...]
En Mulán aparentemente se rompen moldes porque una mujer, contra todo pronóstico y trasgrediendo la norma establecida, decide luchar ocultando su condición femenina, claro. Sin embargo, al final de la película y para tranquilidad de la familia, el chico (su guerrero) “pide la mano” de la chica (salvándola de ser una “mujer distinta”). El caso de La Sirenita es bastante explícito, es capaz de vender su alma (sus aletas, sus cualidades, su «don») por irse con su príncipe azul (o rojo, que tanto da). Otro caso es La Bella Durmiente o Cenicienta, quienes no son nadie sin su príncipe, que es quien la salva, quien la hace despertar, mostrándole el camino. Pocahontas es una Barbie que renuncia a sus creencias (a su independencia, a su autosuficiencia, a «los suyos»…) por amor. En definitiva, las mujeres deben estar preparadas para casarse. Ese es su fin en la vida.
Volvemos a ver el mismo estereotipo prejuicioso: puede salir a la escena pública (puede hasta luchar, puede ser valiente, inteligente) pero sin dejar nunca el mundo privado, que es el que le corresponde. La mujer está subordinada al hombre de manera explícita o implícita.
Por lo tanto, nos encontramos en estas películas tres tipos de mujer: la princesa, que es bellas e ingenua; la reina, que fundamentalmente aparece para tener hijos (e incluso una vez tenidos, muere porque ya ha culminado su papel en la vida) y la madrastra, que no suele tener hijos propios porque es una mujer malvada. A veces la madrastra es cambiada por la bruja. Así pues, nos encontramos ante unos roles humillantes y desprestigiados. Pero no sólo las imágenes, las palabras son todavía más peligrosas porque suelen estar tapadas por unas imágenes llamativas.
[...]
Es
decir, las palabras juegan un papel especial porque dentro del contexto cinematográfico quedan soterradas por la especial potencia de las imágenes. Pero están presentes y son capaces de quedarse fijadas en los y las espectadores dejando una huella indeleble aunque casi latente.

a) Película Blancanieves (1937)
- Gruñón: ¡Bah!, Al fin y al cabo es una mujer y todas están llenas de remilgos femeninos.
- Blancanieves: ¡Qué casa más desordenada!, ¿es que a caso no tenéis mamá?

b) Película La Cenicienta (1950)
- Cenicienta: La aguja es cosa de mujeres
- Hada: Si el amor es el bien deseado, el dulce sueño se realizará.

c) Película Mary Poppins (1964)
- Padre: Buscar una niñera es una tarea ardua que requiere disciplina, seriedad e inteligencia. Por lo tanto, será mejor que me encargue yo mismo de buscar una nueva niñera.

d) Película La Sirenita (1989)
Ariel le pregunta a Úrsula que cómo va a conquistar al príncipe sin voz.
- Úrsula: Eso no importa, te ves muy bien. No olvides que sólo tu belleza es más que
suficiente. Los hombres no te buscan si les hablas, no creo que los quieras aburrir.
Admirada tú serás si callada siempre estás.

e) Película La Bella y la Bestia (1991)
- Gastón: No está bien que una mujer lea.

f) Película El Rey León (1994)
- Simba: Papá, papá, tenemos que irnos..
- El Rey León (mirando a la leona): Antes del amanecer es tu hijo

2 quejas:

V. Pérez-Chirinos dijo...

Lo que podríamos haber disfrutado haciendo ese trabajo sobre Disney y su influencia en las relaciones de pareja. Hagámoslo igual, este verano. Las tres. ¿No os apetece?
Anita, por si no lo llegaste a ver (que supongo que esta profesora os lo diría), "Para leer al Pato Donald" de Dorfman y Mattelart mola mucho.

Ruth de los Santos dijo...

Por mi genial! Matemos a Disney, maldito misógino!

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